Selección de las conductas meta en el análisis conductual aplicado para la crianza positiva
Unidad de Apoyo para el Aprendizaje
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Hassan, M. (2018). Satisfacción [ilustración].
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Dentro del ámbito del análisis conductual aplicado, los profesionales de la salud se ocupan en producir mejoras confiables y predecibles en conductas socialmente importantes. De este modo, una característica distintiva del analista de la conducta es que se interesa por conductas bien definidas y específicas que pueden observarse y medirse confiablemente. El primer paso en un programa de análisis conductual aplicado involucra mucho más que simplemente identificar una conducta que se puede medir.
La evaluación conductual no es simplemente un ejercicio para describir y clasificar la conducta; también involucra el análisis funcional de la misma para identificar probables variables que le anteceden y consecuencias que la controlan. Mediante la evaluación conductual, se determinan factores que originan la conducta, se identifica a otras personas importantes relacionadas con el niño, las contingencias que operan y los posibles problemas relacionados con el cambio de la conducta de interés.
Por lo tanto, la evaluación de comportamiento infantil derivada de la observación y reporte de los padres o cuidadores, apoyada por el profesional de la salud, permite identificar los antecedentes y consecuentes a tomar en cuenta en la intervención breve para el cambio de conductas problemáticas en la infancia que se asocian al desarrollo de comportamiento antisocial en la adolescencia. En este tema, identificarás cómo se seleccionan, definen y validan socialmente las conductas meta en la crianza positiva.
Verlaan, N. (2014). Aplauso [fotografía].
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Para ser un analista competente de la conducta, es necesario conocer aquellos comportamientos socialmente importantes, así como tener habilidades para emplear métodos apropiados e instrumentos específicos de evaluación. Cualquier analista debe ser capaz de aplicar los procedimientos de intervención derivados de los principios básicos de la conducta correspondientes; asimismo, debe estar entrenado y tener experiencia en las conductas que evalúa.
A continuación, se revisan los tres métodos importantes para obtener información significativa a través de la evaluación:
Styles, S. (2015). Entrevista [fotografía].
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La entrevista conductual, tradicionalmente empleada como técnica de tratamiento y evaluación indirecta, es un primer e importante paso para identificar conductas meta potenciales que se pueden verificar o rechazar mediante la observación directa; cuando ciertas conductas verbales de la persona son de interés, puede ser un método de evaluación directa.
Una importante diferencia entre la entrevista conductual y una tradicional es el tipo de preguntas que se elaboran y la información que se obtiene. Un modelo conductual se enfoca a lo que hacen las personas atendidas, en qué situaciones y cómo responden quienes se relacionan con ellas. En la entrevista conductual, el “¿qué?” y el “¿cuándo?” se utilizan más que el “¿por qué?”. Preguntar a las personas, por ejemplo, por qué los niños hacen ciertas cosas, presupone que ellos conocen la respuesta, lo cual probablemente no ocurre y resultaría frustrante para ellos.
Por lo tanto, durante una entrevista conductual, el profesional debe elaborar estas preguntas: “¿Puede darme un ejemplo de qué hace su hijo exactamente?”, “¿qué es lo que sí esperaría que su hijo hiciera?”. Tras la entrevista, el profesional debe organizar la información obtenida para facilitar la selección de la conducta meta a cambiar durante la intervención.
(s. a.) (2013). Pruebas [ilustración].
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Las pruebas psicométricas estandarizadas son más útiles como evaluación conductual cuando proporcionan mediciones directas de la ejecución de la conducta del niño. Por ejemplo, los maestros con una orientación conductual utilizan pruebas con referencia a un criterio que están diseñadas para indicar exactamente qué habilidades necesita el estudiante para aprender y, además, cuáles de estas habilidades domina.
(s. a.) (2013). Observación [ilustración].
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La observación directa del comportamiento del niño es el método más utilizado para determinar qué conductas se tratarán. Las dos formas de observación directa utilizadas frecuentemente para evaluar son las listas de cotejo de la conducta y las observaciones continuas y directas.
Una lista de cotejo proporciona descripciones de habilidades específicas (usualmente en orden jerárquico) y las condiciones bajo las cuales deben observarse. Están diseñadas para evaluar una conducta como cepillarse los dientes o habilidades particulares como las sociales, de autocuidado, desarrollo motor, lenguaje oral, lectura o escritura. La información proporcionada permite puntualizar posibles conductas meta de tratamiento.
La observación anecdótica es un reporte o diario que registra todo el comportamiento tal como ocurre. Más que proporcionar datos sobre la frecuencia de una conducta específica, es un procedimiento útil para desarrollar una descripción general de un patrón del niño. Proporciona un registro detallado dentro de un contexto natural y extrae información objetiva sobre los eventos ocurridos justo antes y después de las conductas de interés. El conocimiento de los antecedentes y las consecuencias resulta bastante útil para diseñar un plan de tratamiento. Esta técnica se emplea con frecuencia para producir datos de evaluación, los cuales se utilizan para la selección de la conducta meta.
La evaluación conductual revela una amplia tasa de conductas que pueden ser candidatas a modificarse de acuerdo con la relevancia social del cambio. Los juicios sobre qué tanto una conducta particular modificada puede contribuir a la adquisición de habilidades en el niño (ajuste, competencia) permiten valorar la pertinencia de la conducta meta seleccionada. En muchos casos, simplemente se desconoce la forma en que una conducta determinada puede probar su utilidad o funcionalidad. El profesional de la salud debe dar importancia a la selección de conductas meta realmente útiles para el niño.
Para determinar si una conducta meta es de beneficio relativo para el niño, las personas importantes para él y el analista deben decidir si ésta es funcional y benéfica. La funcionalidad de una conducta meta se identifica preguntando si el cambio propuesto en la conducta incrementará la probabilidad de que el niño obtenga mayor reforzamiento en el futuro.
Una conducta meta se selecciona sólo cuando se determina que producirá beneficios al niño después de la intervención. La probabilidad de que una nueva conducta sea reforzada después de terminar el programa de cambio conductual, es el principal determinante para mantenerla, ya que significa un beneficio a largo plazo para el niño.
Evaluar el potencial de la conducta meta para producir reforzamiento puede ayudar a clarificar si el cambio es importante para el beneficio del niño y la familia. Es importante seleccionar conductas meta que sean apropiadas a la edad del niño y le ayuden a funcionar en el mundo real del hogar, la escuela y la comunidad.
La conducta meta seleccionada debe ser la de interés, y para evaluarla deben obtenerse datos concisos que informen directamente sobre la misma; por ejemplo, si se aborda el uso de castigo corporal por parte de los padres, no debe evaluarse a través de los moretones producto de los golpes, ya que el castigo corporal no siempre deja rastro, por lo cual los moretones no son el indicador directo de la conducta meta de los padres.
Para sustituir la conducta que se desea modificar, siempre se debe seleccionar una adaptativa. En este contexto, los resultados deseados consisten en reducir la probabilidad de ocurrencia de la conducta meta, al tiempo que se incrementa la probabilidad de ocurrencia de la conducta alternativa, la cual funcionalmente da acceso al reforzador que mantenía la conducta problema. Por ejemplo, si el niño golpeaba para obtener atención, dicha conducta meta se puede sustituir por la alternativa: “solicitar la atención con palabras”; cuando el niño aprende y establece un lenguaje adecuado a través del cual comunica y pide atención, dicho reforzador o beneficio se obtiene a través de la solicitud verbal, en lugar de los golpes.
(s. a.) (2014). Definición [ilustración].
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Para analizar una conducta meta, es imprescindible definirla correctamente, lo cual proporciona una descripción precisa, no una inferencia o una implicación de la conducta. Por ejemplo, disculparse para retirarse de la mesa es una conducta observable y medible. En contraste, el término buenas maneras implica una clase general de respuestas, no una descripción de un comportamiento en particular.
A continuación, se revisa cómo debe ser una definición operacional:
Lachmann-Anke, P. y Lachmann-Anke, M. (2013). Validez social [ilustración
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El profesional de la salud intenta incrementar la ocurrencia de conductas adaptativas y decrementar las desadaptativas, con la finalidad de producir una mejoría importante para la vida del niño, es decir, un cambio con validez social.
La validez social se refiere a evaluar o medir la importancia social de las metas, procedimientos y resultados de una intervención. El concepto de importancia social refiere a un juicio de valor subjetivo que sólo la sociedad puede definir; por ello, deben desarrollarse sistemas de medición para preguntar a la sociedad, a través de cuestionarios, si considera de valor el cambio en la conducta o proceso utilizado para modificarla.
Existen tres ámbitos:
En conclusión, la definición objetiva, clara y completa de las conductas meta de las personas atendidas en una intervención breve, es posible a través de la entrevista conductual, la aplicación de los instrumentos psicométricos precisos y la observación directa en su contexto natural. Para el profesional de la salud, atender con precisión y efectividad los comportamientos relevantes para el individuo y los miembros de su entorno le permite beneficiar a las personas que atiende, a través de procedimientos justificados, y alcanzar los resultados socialmente relevantes y coherentes con su meta de intervención.
Actividad. Evaluación funcional de la conducta meta
La definición operacional de las conductas problema en niños permite identificar con mayor facilidad en términos de los antecedentes y consecuentes que las acompañan.
En la siguiente actividad se muestran tres ejemplos de evaluación funcional de la conducta meta; analiza su función en términos de sus antecedentes, definición operacional y consecuentes, e identifica las opciones de intervención recomendadas para decrementar su probabilidad de ocurrencia.
Autoevaluación. Estrategias para la selección de conductas meta
La definición operacional de las conductas meta en niños permite identificar con mayor facilidad su función cuando éstas ocurren, en términos de lo que les antecede y sucede.
Cooper, J. O., Heron, T. E. y Heward, W. L. (2007). Applied Behavior Analysis [Análisis conductual aplicado]. Nueva York: Pearson.
Baer, D. M., Wolf, M. M. y Risley, T. R. (1968, primavera). Some current dimensions of applied behavior analysis [Algunas dimensiones actuales de análisis de comportamiento aplicado]. Journal of Applied Behavior Analysis, 1(1), 91-97.
Cómo citar
Morales, S. (2023). Selección de las conductas meta en el análisis conductual aplicado para la crianza positiva. Unidades de Apoyo para el Aprendizaje. CUAIEED/Facultad de Psicología-UNAM. Consultado el (fecha) de (vínculo).