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Ya que brinda atención en el momento adecuado.
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El ser humano es una entidad integral en el que convergen diversos escenarios de vida que, en conjunto, dan forma a su existencia. Para el profesional de enfermería es crucial identificar cada una de estas dimensiones a fin de que le permita brindar un cuidado holístico y buscar un equilibrio óptimo en su bienestar.
El cuidado de enfermería es una acción intencionada que mantiene el equilibrio entre las dimensiones física, social, psicológica emocional, espiritual, ética y moral y tecnológica-científica de la persona. Su objetivo es preservar la salud, promover el desarrollo individual, familiar y social para fomentar una mejor calidad de vida.
Es así como se vuelve indispensable que el profesional de enfermería tenga la capacidad para identificar alteraciones en cualquiera de las dimensiones antes mencionadas, lo que facilitará el establecimiento de un diagnóstico de enfermería preciso y la planeación de intervenciones que no solo disminuyan el impacto del problema de salud, sino que también guíen a la persona a adoptar hábitos de vida saludable, mejore su entorno y alcance un bienestar integral.
Considerando lo anterior, la información que encontrarás a continuación se organiza de la siguiente manera:
Dimensión física
Dimensión social
Dimensión espiritual
Dimensión tecnológica
Dimensión psicológica y emocional
Dimensión ética
Identificar las dimensiones del cuidado a través de su clasificación y componentes que lo integran, así como sus implicaciones en la práctica de enfermería, con la finalidad de brindar una atención humanizada, integral y de calidad centrada en la persona.
Reflexiona
¿Qué es el cuidado y qué importancia tiene para el profesional de enfermería?
El diccionario de la Real Academia Española (2014) define el cuidado, desde un enfoque etimológico y conceptual, como: la atención para hacer algo bien; y en relación con la acción de cuidar: asistir, guardar, conservar.
Considerando la definición anterior, el cuidado constituye el eje central del ejercicio profesional de la enfermería al proveer atención integral a la persona, la familia y la comunidad, sin excluir ninguna de las dimensiones que conforman su estructura biopsicosocial, espiritual y cultural.
De acuerdo con Ostiguín y Bustamante (2016), los grupos humanos desarrollan múltiples actividades orientadas a la preservación de la salud, conocidas como cuidados domésticos, los cuales implican:
Por su parte, Báez et al., (2009) menciona que la perspectiva teórica de Jean Watson se centra en la Teoría del Cuidado Humano Transpersonal, la cual propone una visión holística, ética y espiritual de la enfermería. En el siguiente recurso conócela con mayor detalle.
Su enfoque se estructura en torno a cinco procesos secuenciales fundamentales que evidencian el cuidado de enfermería:
Tales procesos se caracterizan por:
Esta perspectiva teórica propone que el cuidado se expresa a través de una práctica interpersonal, cuyo objetivo es promover la salud y el crecimiento de las personas, familias y comunidades.
No obstante, en la práctica contemporánea, la enfermería continúa observándose frecuentemente como un quehacer lineal y fragmentado, regido por una racionalidad técnica y un enfoque biomédico tradicional.
Las nuevas tendencias apuntan hacia una práctica integral del cuidado caracterizada por ser:
Ya que brinda atención en el momento adecuado.
Actúa con eficiencia y rapidez
Mantiene la atención sin interrupciones.
Sostiene un vínculo terapéutico a lo largo del tiempo.
De acuerdo con Báez et al., (2009), este enfoque renovado se orienta a la solución de problemas que afecten cualquier dimensión del sujeto de cuidado, ya sea personal, familiar o comunitaria, promoviendo así una práctica profesional más ética, humana y transformadora.
¿Sabías que…?
La dimensión física de los cuidados de enfermería constituye uno de los pilares fundamentales de la atención integral de la persona.
Esta dimensión abarca todas aquellas orientadas acciones a preservar, mantener y restaurar el bienestar corporal del individuo, mediante la valoración continua del estado del paciente, la planeación y ejecución basada en la evidencia y la promoción de hábitos saludables.
El cuidado físico incluye aspectos como el confort, la nutrición, el descanso, la movilidad y la vigilancia de signos vitales, lo que permite prevenir complicaciones y favorecer una recuperación eficaz. Desde una perspectiva holística, se entrelaza con otras dimensiones del ser humano; por ejemplo, la emocional y la psicológica, ya que comprende que el bienestar físico impacta directamente con la calidad de vida.
En el contexto actual de los sistemas de salud, el cuidado físico adquiere una relevancia especial con el aumento de las enfermedades crónicas, la hospitalización prolongada y el envejecimiento de la población. Por ello, Raille (2023) señala que esto exige de la enfermería habilidades, conocimiento y actitud ética que le permita de manera competente responder a las demandas de cuidado.
Para que el personal de enfermería responda a las demandas de cuidado, debe conocer los elementos de la dimensión física, estos son:
Considerando lo anterior, el impacto del cuidado por parte del personal de enfermería en la dimensión física se resume en:
De acuerdo con Sitzman & Watson (2019) es la capacidad del profesional de enfermería para identificar, comprender y atender necesidades emocionales y psicológicas de la persona, promoviendo la salud mental, el manejo del estrés y la resiliencia frente a situaciones de enfermedad, hospitalización prolongada o duelo.
En este sentido, el quehacer de la enfermería se extiende más allá del aspecto físico, haciendo un enlace entre el individuo, la familia y el equipo de salud, donde la contención emocional, la educación sobre la salud mental y la intervención psicosocial son herramientas fundamentales.
En el contexto actual, marcado por el aumento de los trastornos mentales, el aislamiento social y el impacto psicológico de las enfermedades crónicas y terminales exige del profesional de enfermería una atención más humana mediante su preparación en habilidades clínicas y en competencias emocionales como la inteligencia emocional, la comunicación asertiva y la sensibilidad cultural.
De acuerdo con Raille (2023), diversos estudios han demostrado que el bienestar emocional influye en el curso de la enfermedad, en la adherencia al tratamiento y la recuperación física, por lo que debe considerarse como parte esencial del plan de cuidados.
Por ello, es importante que el personal de enfermería conozca los elementos de la dimensión psicológica y emocional. Revísalos a continuación:
¿Sabías que…?
Cuando una persona se siente atendida en el ámbito psicológico y emocional muestra una mayor disposición al apego terapéutico. Esta conexión emocional favorece un entorno de cuidado basado en la confianza mutua, lo cual incide positivamente en la mejora de las condiciones de salud del paciente. El apoyo psicológico brindado por el profesional de enfermería contribuye a reducir las alteraciones mentales, mitigar el impacto negativo de la enfermedad y fortalecer el acompañamiento durante el proceso de atención.
La dimensión social del cuidado se centra en la interacción de la persona con su entorno, sus redes de apoyo y las condiciones socioculturales que influyen en su salud. Reconoce que el ser humano no vive de manera aislada, sino que se desarrolla dentro de una sociedad que influye directamente en su salud, bienestar y calidad de vida.
A continuación, revisa algunas de las implicaciones de la dimensión social para el personal de enfermería de acuerdo con distintos teóricos:
McFarland & Wehbe (2015)
El cuidado implica considerar las condiciones sociales, económicas, familiares y comunitarias, como elementos centrales de la valoración e intervenciones que lleva a cabo el personal de enfermería, ya que afectan la forma en que las personas enfrentan la enfermedad, el dolor, la recuperación y la muerte.
Potter & Hall (2023)
El cuidado con enfoque social amplía la visión del proceso salud-enfermedad más allá del modelo biomédico. La enfermería identifica vulnerabilidades, promueve el acceso a recursos, fomenta la inclusión y fortalece la participación en el cuidado. Vinculada a la promoción, la prevención y la detección oportuna, actúa desde la comunidad mediante programas educativos, campañas, visitas domiciliarias y redes intersectoriales, extendiendo su acción fuera del ámbito hospitalario hacia los espacios cotidianos de vida de las personas.
Raille (2023)
El profesional de enfermería necesita habilidades como sensibilidad social, comunicación intercultural, respeto a la diversidad y defensa de los derechos humanos que contribuya a una atención socialmente responsable, humanizada y comprometida con el cambio y la justicia en contextos de desigualdad, brecha social, migración, violencia, pobreza extrema e inseguridad social
Considerando lo anterior, el personal de enfermería debe conocer los elementos de la dimensión social, los cuales son:
Por consiguiente, el impacto del cuidado que el profesional de enfermería brinda bajo la dimensión social se resume en:
Reflexiona
¿Qué implicaciones tiene la dimensión espiritual para el personal de enfermería?
La dimensión espiritual del cuidado representa un aspecto esencial del abordaje integral del ser humano, ya que reconoce la conexión entre cuerpo, mente y espíritu. Se refiere a la capacidad del individuo de encontrar sentido, propósito y trascendencia en su vida, principalmente en momentos de vulnerabilidad, enfermedad, sufrimiento, pérdida o muerte.
Para Bizutti et al., (2024), esta atención se hace principalmente esencial en los momentos de dolor crónico, enfermedades terminales, procesos de duelo y durante la toma de decisiones difíciles, donde el paciente y la familia requieren un apoyo más allá del aspecto físico.
Para Sitzman y Watson (2019), el profesional de enfermería, como figura cercana y confiable en el proceso de atención, desempeña un papel clave en la identificación de necesidades espirituales, generando espacios de escucha activa, empatía y contención. Puede facilitar el acceso a recursos espirituales de la preferencia de la persona, promoviendo un cuidado culturalmente sensible, ético y humanizado.
En el ámbito del cuidado, atender la dimensión espiritual significa reconocer y respetar las creencias, valores y prácticas espirituales de la persona, ofrecer un acompañamiento que alivie el sufrimiento existencial, fortalezca los recursos internos y promueva la dignidad en el proceso salud enfermedad.
Por su parte, Puchalsky et al., (2017) aseguran que incorporar la espiritualidad en el cuidado no implica imponer creencias personales, sino comprender la dimensión espiritual como una fuente de fortaleza y resiliencia que puede influir positivamente en la recuperación, la calidad de vida y el afrontamiento del sufrimiento. Este enfoque se alinea con los principios de la enfermería holística, en la que el cuidado se orienta en la persona en su totalidad, reconociendo su individualidad, su historia de vida y sus necesidades trascendentales.
Para brindar este tipo de cuidado, el personal de enfermería debe considerar los elementos de la dimensión espiritual, estos son:
Comprender que cada individuo tiene valores, creencias y valores espirituales que influyen en sus procesos de vida.
Estar presente emocional y espiritualmente, ofreciendo apoyo emocional en momentos de angustia o incertidumbre.
Cuando el profesional de enfermería considera un enfoque integral que incluya la dimensión espiritualidad en el cuidado que brinda a sus pacientes, su impacto se resume en:
Por ello, es fundamental que el profesional de enfermería evite imponer creencias personales y respete la individualidad de la persona.
¿Sabías que…?
La dimensión moral y ética del cuidado constituye uno de los pilares fundamentales de la enfermería al estar relacionada con la toma de decisiones responsables, el respeto por la dignidad humana y el compromiso con el bienestar del otro.
De acuerdo con Childress & Beuchamp (2022), el cuidado ético no solo se reduce al cumplimiento de normas y códigos profesionales, sino que también se manifiesta en las acciones cotidianas, en la forma de relacionarse con la persona, la familia y los colegas y en la sensibilidad ante las situaciones de vulnerabilidad sufrimiento e injusticia.
Desde la ética, cuidar va más allá de procedimientos técnicos, significa actuar con integridad, justicia, compasión, honestidad y respeto por los valores y derechos de las personas.
Mientras que la dimensión moral remite al conjunto de principios y convicciones que guían el actuar del profesional de enfermería en los dilemas y desafíos de su práctica diaria.
Childress & Beuchamp (2022) señalan que esta relación constante entre lo ético y lo moral exige una reflexión crítica y continua del propio actuar, así como la capacidad de argumentar y justificar las decisiones tomadas en beneficio de la persona, sin dejar de considerar el contexto sociocultural en el que se encuentra.
La enfermería, como disciplina humanista y científica, se enfrenta a múltiples escenarios donde surgen conflictos de valores, desde el respeto a la autonomía del paciente, la confidencialidad, la distribución equitativa de los recursos, el manejo del dolor o la toma de decisiones al final de la vida. Fry, Veatch y Taylor (2011) aseveran que la ética del cuidado plantea un enfoque que prioriza la empatía, la escucha activa, el acompañamiento y el reconocimiento de la independencia humana.
Es así como el personal de enfermería debe considerar los elementos de la dimensión ética y moral del cuidado, los cuales se describen a continuación:
En el que se establecen las normas y valores que rigen el ejercicio profesional, asegurando la conducta ética en la atención y el respeto por los derechos humanos.
Se refiere a la protección de la información personal y clínica del paciente, respetando su derecho a la privacidad.
Considerar a cada paciente como ser único, valorando sus creencias, valores y derechos.
Actuar con integridad, honestidad y compromiso con la calidad del cuidado y la mejora continua de la práctica de enfermería.
En síntesis, las implicaciones del cuidado bajo la dimensión ética y moral que el profesional de enfermería brinda se resume en:
En una época marcada por la innovación constante, el avance del conocimiento biomédico y el desarrollo de nuevas herramientas diagnósticas y terapéuticas, la dimensión tecnológica y científica se hace indispensable para garantizar una atención segura, eficiente y de calidad. Potter y Hall (2023) argumentan que la enfermería como disciplina científica, no solo aplica tecnologías y procedimientos, también los evalúa, los adapta al contexto clínico y los integra con sensibilidad humana en el proceso de cuidar
Desde el enfoque científico, el cuidado se sustenta en bases teóricas, metodológicas y empíricas que permiten comprender el proceso salud-enfermedad, valorar integralmente, elaborar diagnósticos y diseñar planes basados en evidencia. Para Melnik y Fineout (2023) se fortalece con investigación, actualización continua y pensamiento crítico para resolver problemas complejos.
Por su parte, McGonigle y Matrian (2009) afirman que la dimensión tecnológica integra equipos, sistemas de información, dispositivos y plataformas que optimizan monitoreo, comunicación y decisiones en tiempo real. Su uso ético requiere competencias digitales, actitud crítica y enfoque centrado en la persona, evitando que la tecnología sustituya la relación humana en el cuidado.
Formar profesionales con una sólida base tecnológica científica, implica promover habilidades técnicas, pero también capacidades analíticas, de investigación y alfabetización digital, logrando una práctica fundamentada, segura y adaptada a los desafíos del entorno sanitario actual que combine la eficiencia tecnológica con el juicio clínico, la ética y la calidez del cuidado humanizado.
Siendo así, los elementos de la dimensión tecnológica y científica del cuidado son los siguientes:
Aplicación de investigación científica y guías de práctica clínica para fundamentar las intervenciones de enfermería.
Implicaciones de la dimensión tecnológica y científica del cuidado en la práctica de enfermería
Ahora que has explorado con mayor profundidad el tema del cuidado de enfermería, el cual va más allá de la dimensión física, es momento de poner en práctica tus conocimientos sobre sus implicaciones en atender y comprender también las otras dimensiones que conforman la vida humana: física, psicológica y emocional, social, moral y ética, espiritual y tecnológica.
Ahora que has concluido tu estudio, reconoces que el cuidado de enfermería es un proceso integral que abarca diversas dimensiones que componen al ser humano, lo que permite al personal de enfermería brindar una atención holística.
López, J. (2025). Dimensiones del cuidado en enfermería. Unidades de Apoyo para el Aprendizaje. CUAED/Facultad de Enfermería y Obstetricia-UNAM. (Vínculo)