Introducción
La Escuela Nueva es un referente ineludible para la formación profesional del estudiantado de la licenciatura en Pedagogía, ya que responde a una diversidad de miradas y enfoques en torno a la formación de los sujetos y de su identidad en el contexto europeo de los siglos XIX y XX, los cuales impactaron y se mantienen vigentes, no sólo en el continente de origen, sino en el mundo.
En esta UAPA se revisarán aquellos personajes icónicos del movimiento, así como aquellos que en América Latina fueron influidos por sus ideas y prácticas en torno a la educación.

Identificar el movimiento pedagógico denominado Escuela Nueva, así como algunos de sus exponentes, con la finalidad de reconocerlo como una de las propuestas pedagógicas más sobresalientes de los siglos XIX y XX, en contraposición con las prácticas de la escuela tradicional y el gran impacto en los proyectos educativos alrededor del mundo, incluyendo América Latina.
¿Qué es la Escuela Nueva?
La llamada Escuela Nueva, también denominada Moderna o Activa, fue un movimiento pedagógico surgido entre los siglos XIX y XX, como respuesta al sistema tradicional, el cual, además de abusar del castigo físico, sostenía sus estrategias en la memorización y repetición, una disciplina extrema, así como la unilateralidad en los procesos de enseñanza, generando estudiantes pasivos, temerosos del docente y sin habilidades autónomas y de resolución de conflictos.
La Escuela Nueva, por su parte, promovía dignificar la infancia, reconociendo el desarrollo natural de la niñez, su inherente necesidad de acción libre y autonomía, así como de una pedagogía afectiva, que no dependiera del autoritarismo para fomentar la disciplina y el orden.
Atendiendo a un contexto político, económico, social y cultural de la posguerra nunca antes vivido en Europa, en donde estuvo presente el desarrollo científico, la industrialización, el crecimiento demográfico, la migración, el reconocimiento de los derechos humanos, el replanteamiento de la vida social y las instituciones, así como la lucha por respetar las libertades individuales de la niñez, la Escuela Nueva significó una propuesta innovadora que se convertiría en la base para un proyecto moderno de educación acorde con las circunstancias mundiales.
Para que lo identifiques de manera más clara, se presenta la siguiente tabla, en la que se muestran las diferencias entre la Escuela Nueva y la tradicional:
A partir de principios como la actividad, el orden, el interés y el ritmo natural de la niñez, la Escuela Nueva cobró gran impacto en todo el mundo, sobre todo en la configuración de los sistemas educativos escolarizados de las naciones, en los que se incluyen los latinoamericanos.
Las primeras instituciones escolares que asumieron la denominación de escuelas nuevas fueron privadas, y surgieron en varios países de Europa a finales del siglo XIX, como Inglaterra, Francia, Suiza, Polonia, entre otros, en los cuales la educación es expresión y factor de trascendentales cambios en diversos órdenes de la sociedad. Puede decirse que la emergencia de esas escuelas se da en un contexto donde tiene lugar una importante expansión de los sistemas escolares en casi todos los países europeos, al calor de las nuevas exigencias de las transformaciones económicas y bajo el influjo de ciertos ideales sociales y políticos que en ellos ocurrían, además de otros factores. (Narváez, 2006, p. 635)

Primeras ideas sobre la Escuela Nueva
Aunque la Escuela Nueva se remonta al siglo XIX, es fundamental reconocer que las ideas que la produjeron surgieron en contextos previos, en donde ya se replanteaba la educación y el modelo de formación humana:
Aunque la educación nueva es, como se ha dicho, un producto de nuestro tiempo, y más particularmente de nuestro siglo, tiene sus antecedentes y preocupaciones en épocas más lejanas. En realidad, podríamos considerar como su precedente más remoto al Renacimiento y Humanismo de los siglos XV y XVI. Entonces surge en la historia un movimiento pedagógico innovador que opone a la educación medieval como dogmática y autoritaria la educación humanista, crítica y libre; que coloca a la mera transmisión de verdades consagradas por la teología y la iglesia, las nuevas indagaciones de la filosofía y la ciencia; que sitúa frente a la visión pesimista y pasajera de la vida la concepción optimista y terrenal; frente al aprender pasivo y mecánico de palabras, la investigación y elaboración de conocimientos; frente a la disciplina autoritaria, la libertad razonable; frente a la educación en masa, la de la individualidad del alumno. Los nombres de Vittorino da Feltre, Erasmo de Rotterdam, Vives, de Huarte, de Acham, de Elvot, de Rebelais y de Montaigne son los símbolos de este despertar de la Escuela Nueva. (Luzuriaga, 1952, pp. 15-16)
Asimismo, existen otros personajes que impactaron significativamente el desarrollo de la Escuela Nueva; algunos de ellos fueron Wolfgang Ratke, Juan Amos Comenio y John Locke.
Indiscutible e inevitable es reconocer la figura de Juan Jacobo Rousseau, quien con su libro El Emilio (1762) planteó la necesidad de establecer un vínculo personal entre educador y educando, no sujeto a un ámbito formal ni social, sino construido de manera espontánea y natural, respondiendo a las necesidades de la niñez sin la influencia directa de los adultos, haciendo énfasis en que “cada edad y cada estado de la vida tiene su perfección conveniente, su peculiar madurez” (Rousseau, 1762, p. 123, citado en Palacios, 1984, p. 40).

Otro de ellos fue León Tolstoi, quien con sus ideas revolucionarias impulsó un movimiento denominado anarquismo pedagógico, cuyo principal objetivo era el de reconocer la libertad y autonomía inherente al educando.
La preocupación tolstoyana de no sobreponer la personalidad del adulto sobre la del niño llegaba al punto de favorecer la instrucción rechazando toda forma de educación. La primera “procede de una libre relación entre los hombres, basada en la necesidad, por una parte, de adquirir conocimientos y, por la otra, de transmitir los ya adquiridos, y es una aspiración natural a la igualdad y al progreso del saber”; por el contrario, la segunda, esto es la educación, pretende “forzar” al niño a asimilar ciertos hábitos morales y es, en una palabra, “una influencia deliberada y coactiva de un individuo sobre otro con el objeto de formarlo a nuestra guisa”. De aquí el principio de “no intervención” en educación, que sería traducido como “no violencia”. (Abbagnano, 1992, p. 452)
Personajes destacados del movimiento
María Montessori

Convertida en una de las mujeres pioneras del humanismo italiano en la defensa de los derechos humanos y de la paz mundial, esta importante antropóloga, médica y pedagoga estableció su método, destacando la incorporación de materiales didácticos para la lectoescritura, un sistema de formación humana basado en el respeto, interés, la libertad y el orden de la niñez, con un seguimiento en su desarrollo, a través de un trabajo colaborativo y de acompañamiento entre padres y guías. “No es lo más importante la enseñanza, sino los objetos: y dado que es el niño el que los utiliza, no es la maestra, sino el niño, la entidad activa” (Montessori, 1949, citada en Montessori et al., 2000, p. 27.)
Ovidio Decroly

Fue un médico belga y psicopedagogo que dedicó toda su vida a la observación y experimentación del aprendizaje de la niñez, principalmente de aquellos físicamente desfavorecidos por la discapacidad o la pobreza. Muchas de sus ideas se resumen en la siguiente cita:
La educación más que cualquier otra ha de ser ágil, plástica, capaz de evolucionar. Es absurdo querer preparar para la vida social de mañana con procedimientos que convenían a la sociedad de ayer. En educación nada hay definitivo, siempre ha de haber investigación, siempre la experiencia. (Decroly, 1937, p. 20, citado en Trilla, 2002, p. 103)
Francisco Ferrer Guardia

Comprometido con una España libre en tiempos de guerra y autoritarismo, su pedagogía se caracterizó por la laicidad y el racionalismo, considerando dos aspectos fundamentales; por un lado, el carácter integral y universal que debe tener la educación y, por otro, la clara conciencia de que la lucha en la escuela debe complementarse en otros espacios sociales.
Ni dogmas, ni sistemas, moldes que reducen la vitalidad a la estrechez de las exigencias de la sociedad transitoria que aspira a definitiva; soluciones comprobadas por los hechos, teorías aceptadas por la razón, verdades confirmadas por la evidencia, es hoy lo que constituye nuestra enseñanza encaminada a que cada cerebro sea el motor de una voluntad y a que las verdades brillen por sí en abstracto, arraiguen en todo entendimiento y aplicadas a la práctica, beneficien a la humanidad sin exclusiones indignas, ni exclusivismos repugnantes. (Ferrer, 1976, p. 197, citado en Palacios, 1984, p. 165)
Célestin Freinet

Pedagogo francés que dio un papel prioritario a la acción de la niñez, reflejado en sus innovadoras técnicas, las cuales tenían por objetivo la expresión libre de su vida, a través de diferentes recursos que resaltan la importancia del trabajo y la acción social, como la imprenta escolar, la asamblea grupal, la cooperativa, las conferencias, las excursiones y muchos otros.
Su filosofía educativa se destaca en la siguiente cita:
Recobremos nuestra confianza en la vida y tengamos la seguridad de que es apta para hacer que los individuos asciendan, si no están deformados, desvitalizados, desde las actividades básicas hasta la instrucción, la cultura, la ciencia y el arte, hasta la suprema conquista de una espiritualidad que es la señal eminente de la superioridad humana. (Freinet, 1972, p. 83, citado en Palacios, 1984, p. 95)
Adolphe Ferrière

Destacado pedagogo suizo, criticó severamente la educación tradicional, generando una propuesta de escuela activa que promovía una educación para la vida, el aprendizaje autónomo y la educación para el trabajo. Su trabajo pedagógico incluyó la creación de la Oficina Internacional de las Escuelas Nuevas, a finales del siglo XIX en Ginebra.
Ferrière (1971) señaló en su obra lo siguiente:
El fin esencial de la educación es propiciar la actividad centrada en el niño, la que parte de la voluntad y de la inteligencia personal para desembocar en un enriquecimiento intelectual, moral y espiritual del sujeto. No debemos presionar sobre el alumno, sino estimularle para que actúe. Merece ser dicho y repetido: sin esta base no hay “Escuela Activa”. (Citado en Palacios, 1984, p. 61)
Existen otros personajes que pueden ser incorporados en el repertorio de representantes de la Escuela Nueva, Moderna y Activa, como John Dewey, Édouard Claparède, Alexander S. Neill, Jean Piaget, entre otros; sin embargo, en esta unidad se mencionan únicamente éstos, por ser quienes configuraron una propuesta pedagógica más completa, trascendiendo la época en la que cada uno vivió y generó un impacto en múltiples naciones, en donde su pensamiento, métodos y técnicas superaron en mucho la problemática que presentaba la escuela tradicional.
El impacto de la Escuela Nueva en América Latina
La crítica que desarrolló la Escuela Nueva a la educación tradicional trascendió en América Latina en diversas propuestas que han seguido configurándose e incluso generando sus propias vertientes, como la pedagogía crítica, movimiento característico de la región que ha combinado miradas humanistas, religiosas y sociopedagógicas, con un gran impacto en el ámbito cultural y social en diferentes escenarios.
Es importante destacar que la persecución de destacados pensadores latinoamericanos en los siglos XIX y XX, quienes criticaron los sistemas políticos y sociales, así como la educación excluyente que afectaba a un importante sector de la población (especialmente a aquellos de origen indígena o afroamericano), los llevó al exilio en diversas partes del mundo, principalmente en Estados Unidos y Europa. Allí fueron profundamente influenciados por varios precursores de la Escuela Nueva y reafirmaron así sus propuestas, lo que los llevó a comprometerse con prácticas pedagógicas fundamentadas en dichos principios. Algunas de éstas se ajustaron significativamente para adaptarse a los diversos contextos de la vida rural y urbana de la región, mientras que otras trastocaron de manera más directa al sistema educativo formal.
Un personaje destacado de estas ideas fue un profesor, pedagogo y periodista uruguayo, quien promovió los siguientes principios de la Escuela Nueva.

Jesualdo trabajó en una escuela experimental en Montevideo, luchando contra las reglas y normas establecidas que atendían a la escuela tradicional en un contexto muy rígido y poco acertado a las realidades de los educandos.
Sosa plasmó en su diario sus experiencias, en donde integró propuestas que ayudarían a construir una escuela diferente. Su principal aporte fue permitir la expresión artística en el niño, para que su creatividad y libertad le permitieran plasmar su interpretación del mundo de forma única.
La carrera de Jesualdo se vio envuelta en diferentes controversias por su activismo político y social, ya que percibía a la escuela como un espacio que no tendría que estar cerrado a la militancia; por el contrario, debía comprometerse con los sectores marginados de Uruguay (Guzmán, 2023).
Conclusiones
La Escuela Nueva fue un movimiento pedagógico innovador, en tanto que reconoció la importancia de centrar el proceso educativo en las infancias (educando) y en un proceso de formación enfocado en la propia vida; es decir, personas centradas en las diferentes dimensiones del desarrollo y crecimiento humano, así como en la conexión con el mundo natural y social.
Asimismo, la Escuela Nueva valoró al educando como ser activo, libre, autónomo, creativo y propositivo, capaz de integrarse al mundo a partir de diferentes estructuras que le permitieran reconocerse como agente del cambio social.
El impacto de su propuesta ha trascendido al tiempo, por lo que continúa siendo vigente y pertinente en diversos escenarios, marcando una tendencia que influyó en diferentes personajes fundamentales en las propuestas pedagógicas latinoamericanas y de otras regiones diferentes a las europeas, consolidándose como una mirada característica del pensamiento moderno y posmoderno que ha superado procesos y prácticas tradicionalistas, humanizando el aspecto didáctico.
Cabe destacar que también significó un repensar de la propia escuela como institución que debe abrirse a la sociedad, vinculándose con la familia, el Estado y con las instituciones laborales en la comprensión compleja del mundo.
Actividad. ¿Es Escuela Nueva o tradicional?
Como has visto, la Escuela Nueva surgió en respuesta a la escuela tradicional y sus métodos. Es momento de poner a prueba lo aprendido.
Autoevaluación. Identifica al exponente de la Escuela Nueva
Como viste en el contenido de esta unidad, la Escuela Nueva fue un movimiento que surgió para dar respuesta a los métodos que se utilizaban en la escuela tradicional. A lo largo de este contenido conociste a diversos autores que establecieron los pilares de lo que hoy conocemos como Escuela Nueva.
Fuentes de información
Abbagnano, N. (1992). Historia de la pedagogía. FCE.
Guzmán, J. (2023). Jesualdo Sosa: la educación, instrumento de transformación social. Maestros Clásicos. Nueva Educación Latinoamericana.
Lourenco, F. (1974). Introducción al estudio de la Escuela Nueva. Kapelusz.
Luzuriaga, L. (1952). La educación nueva. Losada.
Montessori, M., Ferrer, F., Dewey, J., Giner, F., Freinet, C., Neill, A. S., Makarenko, A. S., Piaget, J., Milani, L., Freire, P. y Stenhouse, L. (2000). Pedagogías del siglo XX. Cuadernos de Pedagogía. CISS PRAXIS.
Narváez, E. (2006). Una mirada a la Escuela Nueva. Educare, Revista Venezolana de Educación, 629-636.
Palacios, J. (1984). La cuestión escolar. Laia.
Trilla, J. (Coord.). (2002). El legado pedagógico del siglo XX para la escuela del siglo XXI. Graó.
Cómo citar
Ávila, J. F. y Garcés, L. B. (2025). La Escuela Nueva y su impacto en la educación. Unidades de Apoyo para el Aprendizaje. CUAED/Facultad de Estudios Superiores Acatlán-UNAM. (Vínculo)