1

Permiten que se integren grupos homogéneos respecto a todas las variables que intervienen en el estudio y que pueden influir en los resultados, a excepción de la intervención que se evalúa. Esto se logra a través del proceso de aleatorización. Ningún investigador, médico participante o sujeto de estudio debe influir, directa o indirectamente, en la toma de decisiones respecto del tratamiento que recibirán los pacientes (Lazcano-Ponce et ál., 2021).

2

Son estudios prospectivos, aleatorios, ciegos y controlados, lo que los convierte en el diseño más sólido para establecer una asociación y comprobar una hipótesis causal. Por el número de observaciones sucesivas durante el periodo de estudio en general, se catalogan como longitudinales prospectivos.

3

Permiten determinar la eficacia de una intervención preventiva, curativa o de rehabilitación, así como conocer y cuantificar efectos indeseables que se presenten como resultado de la participación en el estudio (Rodríguez et ál., 2006).

4

La selección de los sujetos, cómo se administra el tratamiento, la forma en que se llevan a cabo las observaciones, los instrumentos que se utilizan para realizar las mediciones y los criterios de interpretación se deben implementar de la manera más uniforme y homogénea posible (Lazcano-Ponce et ál., 2021).

5

Debe haber una maniobra de intervención bajo estudio y, por lo menos, un grupo de control.