Caso
Paciente femenina de 13 años tiene como diagnóstico de base lupus eritematoso sistémico; en su última consulta, sus exámenes mostraron actividad de la enfermedad, a lo que el padre contestó quejándose que, en los últimos meses, no se quiere tomar el tratamiento como debe ser y que, además, ha bajado mucho sus calificaciones. Se platicó por separado con la adolescente quien refirió que vive sola con su padre desde hace cinco años porque su mamá murió en un accidente; el padre es portador de diabetes mellitus; hace seis meses, estuvo hospitalizado por una descompensación y complicaciones de la enfermedad; a partir de entonces, utiliza insulina.

Desde su egreso, la obliga todos los días a inyectarle la insulina, medirle la glucosa, hacerle curaciones en el pie y prepararle la dieta; cuando ella se ha negado a hacerlo, la amenaza diciéndole: “¿Quieres que me muera para que te quedes sola? Si me muero, va a ser tu culpa”. Casi todos los días le grita, se queja de la comida que ella prepara y de las curaciones que le realiza; le dice que es una inútil, que no sirve para nada, que si no sirve para estudiar mínimo debería servir para la casa, que ojalá se hubiera muerto ella y no su mamá; además, está la culpa de que, por su enfermedad, no les alcanza el dinero.

En ocasiones, la hace que se recueste junto a él en las noches hasta que logra calentarse y quedarse dormido, lo que la hace sentir muy incómoda, porque siente sus genitales en el cuerpo. Ha faltado a la escuela y le prohíbe salir con sus amigos para que se quede a cuidarlo cuando se siente mal; él trabaja en casa arreglando antenas, aunque últimamente casi no ha trabajado; por eso, casi no tienen dinero. Ella se ha sentido muy triste, con poca energía; a veces, llora y siente que no vale nada, que no le importa a nadie, que es tonta e inútil y que no puede hacer nada para cambiar las cosas.