Caso clínico
Paciente femenina de 12 meses es traída en la madrugada al servicio de urgencias por su madre de 18 años y su pareja de 19. La mamá refiere que estaban durmiendo y la escuchó llorar; fue a verla porque duerme en otra recámara y vio que se había caído de la cama de una altura de aproximadamente 50 cm; desde entonces no ha dejado de llorar. A la exploración física, se encuentra muy irritable con incremento de volumen en antebrazo izquierdo y no lo mueve; se observan equimosis pequeñas (de alrededor de 1 x 2 cm), de coloración verdosa en ambos antebrazos, color violáceo en la espalda y amarillo ocre en los glúteos. La radiografía mostró una fractura diafisaria de húmero en espiral y se encontró como hallazgo una fractura metafisaria de cúbito en forma de asa de cubeta, de dos semanas de evolución. Al reinterrogar a la madre y su pareja por separado sobre detalles específicos del suceso, él refirió que no vio lo que pasó porque estaba en el baño. Se preguntó lo siguiente a la madre:

—¿En qué posición estaba la niña cuando la encontró?
—Mmmmm... [mirando hacia el lado derecho] estaba de lado.
—¿De qué lado estaba?
—Ah, no; estaba boca abajo, ya me acordé.