Los siguientes datos nos orientan a sospechar violencia física durante el abordaje de un NNA:
Antecedentes incompatibles con el tipo o la gravedad de la lesión. La distribución de las lesiones o el tipo de lesión no se ajusta al mecanismo informado; la anamnesis es compatible con una lesión menor —caída corta, rodar fuera de la cama, etc.—, pero se encuentra evidencia de un trauma mayor o se encuentran lesiones múltiples de diferentes edades para las cuales no se ha buscado atención previa ni se ha brindado una explicación adecuada.
El historial de la lesión es vago, incompleto, carece de detalles o no fue presenciado.
Los detalles de la historia cambian con el tiempo.
Antecedentes incompatibles con la etapa de desarrollo del paciente; por ejemplo, en un niño de cuatro meses con una fractura transversal de fémur, ésta no podría ser causada al ponerse de pie en una mesa de baja altura, ya que a esta edad todavía no habría logrado pararse.
Retraso significativo entre el momento de la lesión y el de la presentación.
El padre/cuidador/tutor u otros adultos en el hogar brindan relatos contradictorios de la lesión.
Las interacciones entre los padres y el niño son tensas, hostiles o sin emociones respecto a una lesión grave.