Diseño de Análisis Funcional

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Introducción


¿Qué es el análisis funcional?


El análisis funcional (AF) es una herramienta de la terapia cognitivo- conductual que los psicólogos utilizan, regularmente, en el área de evaluación clínica; consiste en analizar las conductas que constituyen el núcleo del problema del paciente (que lo genera o lo mantiene); así como los antecedentes y sus consecuentes, junto al contexto en que se presenta dicho problema.

La aparición de un problema psicológico pone de manifiesto que la persona:



El AF pretende esclarecer cuáles son las secuencias en las que se da una conducta problemática y qué procesos de aprendizaje subyacen a la misma (las leyes de aprendizaje implicadas). El AF sería diferente para cada situación en concreto, incluso en aquellos casos que responden a una misma etiqueta, por ejemplo, ansiedad o depresión.


Terapeuta con paciente.

Herramienta psicológica

Identificar los elementos del cuadro secuencial integrativo E-O-R-C (E: estímulo antecedente; O: organismo: R: respuesta y C: consecuencias), con el fin de redactar una formulación clínica para su empleo en el análisis funcional de conducta.

¿A quién se le ocurrió?


Como tal, no hay un autor que haya reclamado la paternidad del AF; sin embargo, podemos decir que esta herramienta psicológica tiene sus principios epistemológicos en el conductismo radical, que es parte del campo filosófico del análisis experimental del comportamiento, postulado por B. F. Skinner, quien consideró y defendió que la conducta humana no estaba causada únicamente por la asociación estímulo-respuesta, sino que la raíz de la conducta se encuentra en el efecto o las consecuencias que los propios actos tienen sobre nosotros mismos

El AF pone énfasis sobre todo en las contingencias que ocurren en la primera sesión, a partir del propio contexto terapéutico; es decir, en la equivalencia funcional entre ambos ambientes, en el reforzamiento natural y en el moldeamiento.


Diferentes expresiones faciales.

Comportamiento


¿De qué va?


La idea del AF trata de indagar para una determinada conducta, y las relaciones que tiene con ciertas variables contextuales que la influyen. Dicho así, pareciera ser simple ¿no?, pero permíteme abrir más el abanico.

Comúnmente, en terapia, los psicólogos clínicos elegimos una “orientación” sobre la que basamos nuestra intervención, (teoría, marcos conceptuales, epistemología, prácticas, técnicas, etc.); marcan el camino a seguir por el terapeuta, para apoyar al paciente en el tratamiento de su problema que, generalmente, se establecen en términos de ausencia o presencia; y será en favor de la eliminación o aparición de dichos “problemas”.

La orientación cognitivo-conductual se refiere a los tratamientos psicológicos más documentados y replicados en las últimas décadas, mucho de esto se debe a los mecanismos utilizados para la obtención y manipulación de la información del paciente, en miras de diseñarle un tratamiento a la medida.

Silueta de cabeza humana en forma de rompecabezas.

Análisis funcional

¿Cómo se formula?


Aquí entramos en el terreno de lo práctico, pues el trabajo del psicólogo en la elaboración del cuadro secuencial requiere de todas sus destrezas analíticas. Te explico por qué.

La prueba máxima de que estamos integrando correctamente teoría con práctica se llama formulación clínica; esta instancia está fundamentada en el marco teórico de nuestra orientación y los conocimientos acerca del problema del cliente, este cruce debe ser lo más claro y congruente posible. Para tal efecto utilizamos un conjunto de pasos que nos permitan aumentar, clasificar y ordenar la información del cliente.


Esquema secuencial de formulación clínica.

Formulación clínica
Esquema 1.

¿Qué es un cuadro secuencial integrativo?


El cuadro secuencial integrativo, mejor conocido como E-O-R-C (E: estímulo antecedente; O: organismo: R: respuesta y C: consecuencias) indica la forma en la que irás rastreando la información. Junto a cada sigla encontrarás un número: R (1) indica la conducta de interés y será lo primero que indagaremos. Posteriormente, las situaciones estimulo-antecedentes: E (2); es decir, qué ocurre antes y qué propicia la aparición de R; después preguntaremos por las consecuencias C (3) y, por último, por las variables del organismo O (4).

 

E (2) O (4) R (1) C (3)
Situaciones estimulo-antecedentes

(Condiciones físico-sociales que cuando se encuentran presentes probabilizan la ocurrencia de R)


Historia Pasada:

Acontecimientos pasados valorados como relevantes, relacionados con la conducta de interés.
Contemporánea:
Qué ocurrió que le hizo solicitar el servicio.
Externas:
Dónde, cuándo, con quién, a qué hora.
Temática internas:
Cogniciones: (pensamientos, creencias, expectativas que anteceden a R.)
Organismo Biológico

Enfermedades que tengan que ver con R: peso, estatura, apariencia física (pulcro, desaliñado, etc.), consumo de medicamentos o sustancias tóxicas.
Habilidades:
Tanto las que posee como de las que carece.
Valores culturales:
Valores, creencias arraigadas, producto de los diferentes grupos sociales en que participa el individuo.
Conducta de interés

C. I.

Tal como la refiere el usuario o la etiquete el terapeuta.

Motor:
Lo que hace y es observable.

Cognitivo:
Pensamientos o sentimientos que acompañan a la conducta de interés.

Fisiológicos:
Cambios fisiológicos situacionales.
Consecuencias

(Eventos que ocurren después de R y afectan la probabilidad de su tasa de ocurrencia)

Inmediatas:

(Contingentes)

Individuales internas:
(Cogniciones y autoverbalizaciones).
Externas:
(Materiales o sociales).
De otros
A largo plazo:
(No contingentes)
Individuales.
De otros.
VI (1) VI (3) VD VI (2)

Esquema 2.
González, K. (2017). Tabla E-O-R-C (elaboración propia).


Cada columna corresponde a un tipo de variable, el cuadro secuencial manipula tres variables independientes (VI) y una dependiente (VD), la cual utilizaremos como “medidor de cambio”.

Después qué sigue… el informe


La redacción de informes de casos clínicos en terapia cognitivo-conductual están determinados, en primera instancia, por la calidad de tu cuadro secuencial y, en segunda instancia, por el nivel argumentativo que tengas, además de una redacción pulcra en el sentido concreto de la palabra. Veamos…

Los informes de casos clínicos (ICCs), también conocidos como estudios de casos o casos clínicos, son descripciones de la evaluación o el tratamiento de un cliente o grupo de clientes. Los ICCs permiten referir con gran detalle casos particulares, pudiendo por ello ser de mayor interés para los profesionales aplicados, que los estudios de metodología grupal. (Virués-Ortega, 2008).

 

Individuo redactando y con una nube en forma de pensamiento.

Informe de caso clínico

Ahora sí, redactando el informe


La variedad de orientaciones y subcampos existentes en psicología clínica dificulta un uso amplio de directrices sobre ICCs, demasiado restrictivas o particulares. Considérese lo diferente que puede ser un estudio de caso en neuropsicología clínica, de otro de terapia cognitiva o de análisis de conducta aplicado. Por ello, las directrices o pautas a integrar en el informe, consideradas por Virués-Ortega (2008), deben ser adaptables a la especialidad clínica de la que provenga.

 

No debe tener más de 15 o 20 palabras. Debe mostrar claramente la conducta problema y el tipo de intervención.

Debe mostrar las principales características del caso. Por ejemplo: describir el número, edad y género de los pacientes, objetivo de la intervención, tipo de tratamiento, evaluación e instrumentos usados, diseño y análisis de datos, resultados y duración del seguimiento. El resumen no debe tener más de 250 palabras. Y para facilitar la búsqueda en las bases de datos aparecerá, entre las palabras clave, el término experimento de caso único.


Señala el o los objetivos generales del ICCs, exponiendo a detalle la justificación de dichos objetivos. Todo ICC debe aparecer contextualizado en literatura empírica relevante.

Cuando son varios los participantes pueden compartir un factor común. Se debe señalar edad, género y cualquier otra característica personal relevante para la validez interna y externa de la modalidad usada en la evaluación y el tratamiento. Puede ser relevante incluir también antecedentes académicos, profesión, nivel educativo y situación familiar, así como diagnósticos actuales y previos. Además, deben especificarse brevemente el motivo de consulta, o la fuente de referencia, en su caso (paciente, familia, unidad de salud mental, otro clínico).

Los ICCs conductuales han usado escalas estandarizadas como medida de efectividad pre y post, o como índices indirectos de la generalización de resultados.

Es el resumen de la información relevante que describe y explica los problemas de conducta de un determinado paciente. Dichas formulaciones implican una aproximación molecular a los problemas de conducta de los pacientes, y pueden incluir, cuando sea necesario, componentes del problema, factores históricos, procesos biológicos y factores ambientales asociados. La formulación del caso clínico es el principal resultado del proceso de evaluación, y debería consistir en una descripción concisa que especifique la conducta o clase de conductas disfuncionales que serán objetos de la intervención.

En este apartado debe detallarse el tipo de tratamiento, considerado más apropiado al caso descrito, y también la justificación para su elección. Son también relevantes a este apartado factores ligados al terapeuta y la fidelidad o integridad del tratamiento.

  • Elección del tratamiento: Una cuestión clave es la conexión del tratamiento con la evaluación previa.

  • Aplicación del tratamiento: Describir el número, periodicidad, duración y contenido de las sesiones clínicas; este último elemento, preferiblemente, de forma tabular o abreviada. Para garantizar que se exponen claramente las técnicas terapéuticas o algunas particularidades de las sesiones clínicas; podrían añadirse en este apartado breves transcripciones del diálogo clínico o descripciones de cada sesión.

Se refiere al apartado final del informe; podría incluir una breve evaluación de los resultados en el contexto de la formulación clínica e intervención diseñada.

Listado de materiales consultados para la elaboración de tu informe: se utiliza el formato APA.

 

El AF es una herramienta dentro de la clínica que permite optimizar el tiempo de tratamiento del paciente, acorta la intervención y esquematiza la información, de tal manera que su manejo resulta ser sencillo hasta para el paciente, quien cubre el objetivo de hacerse científico de su propia vida, cumpliendo así con el objetivo de la evaluación conductual.



Actividad. Un caso de “musofobia”

El análisis funcional de la conducta en la historia clínica es un mecanismo de disección que se utiliza para extraer, de la entrevista de evaluación, los datos necesarios para evidenciar la situación-problema.

Leamos el siguiente caso: se presenta una mujer en el consultorio, de 47 años, ama de casa, vive sólo con su esposo y tiene tres hijos ya casados; llega a consulta junto con su esposo, quien menciona que hace ya siete años su esposa empezó con un miedo intenso a las ratas, tal miedo parecía algo sin relevancia para los dos; pero de un año para acá empezó a preocuparse por ella, pues ese miedo se iba acrecentando.

Refiere que su esposa empezó a dejar la despensa o cosas que regularmente se guardan en la alacena afuera de ella, por pensar que los ratones se escondían en la alacena; comenzó a decir que no quería salir de la casa a recoger la correspondencia del buzón porque pensaba que saldrían ratones de ahí, también que el solo hecho de ver una simple fotografía de un ratón le producía mucha ansiedad: sudor en las manos y su corazón palpita cada vez más fuerte. La esposa refiere que su miedo a los ratones surgió en la infancia, cuando, en una ocasión, al querer ponerse unas botas para la lluvia salió una rata, de una de éstas, desde ese momento ella mantuvo en su mente que las ratas podían esconderse en cualquier lugar.


Autoevaluación. El análisis funcional por partes

La formulación clínica contiene los elementos esenciales de un caso clínico, y nos sirve para sintetizar la información que obtenemos en la evaluación conductual.


Fuentes de información

Básicas

Bornas, X. (2002). Las nuevas tecnologías en la terapia cognitivo-conductual: Una revisión. En Revista internacional de Psicología Clínica y de la Salud, 533-541.

Feixas, M. (1993). Aproximaciones a la psicoterapia. Una introducción a los tratamientos psicológicos. Barcelona: Paidós.

Nezu, A. (2004). Formulación de casos y diseño de tratamientos cognitivo-conductuales. México: Manual Moderno S.A de C.V.

Rodríguez, R. (2011). Manual de la terapia cognitivo-conductual de los trastornos de ansiedad. Buenos Aires: Editorial Polemos.

Complementarias

Goldfriend, M. (1996). De la terapia cognitivo-conductual a la psicoterapia de integración. Bilbao: Desclée de Brouwer S.A.

Meinchenbaum, E. (1988). Terapias cognitivo-conductuales. En Psicoterapias Contemporáneas. Modelos y Métodos. Bilbao: Desclée de Brouwer.

Virués-Ortega, J. (2008). Guidelines for clinical case reports in behavioral clinical Psychology. En International Journal of Clinical and Health Psychology, 765-777.



Cómo citar



González, K. (2018). Diseño de Análisis Funcional. Unidades de Apoyo para el Aprendizaje. CUAED/FES Iztacala-UNAM. Consultado el (fecha) de (vínculo)